Ace vs La sopa del mal

Hoy, apenas hace una hora aproximadamente, tuve una batalla feroz, sangrienta y violenta, capaz de atormentar a madres embarazadas y asustar a niños pequeños. La sopa de arvejas, es, mi enemiga.

Quizás casi nadie lo sepa, pero en Venezuela donde yo vivo, gracias a un problema eléctrico la luz se va dos horas diarias, ¿qué pasa con esto? que no sé que hacer durante esas dos horas, así que siguiendo mis costumbres típicas, me acosté a la cama. Me quedé dormido unos ochenta minutos, los ochenta minutos más sabrosos del día, ¿por qué? porque no me calaba el maldito calor. Pero el detalle no es ese, eran las 2:22 de la tarde y la luz se fue a la 1:00, así que quedaban cuarenta minutos sobrantes de calor y yo... tenía hambre.

Le pedí a la señora de servicio que me calentara la comida porque, como no teníamos microondas, me daba flojera calentarla y a ella le están pagando, pues, ¡qué suerte! Tras pedirle el favor fui a mi cuarto de nuevo, me tiré en la cama y me eché unos cinco minutos de descanso o diez, no sé en realidad. Pero, hubo algo que me inquietaba, oía la voz de Miriam (realmente no se llama así, pero Miriam la llamaremos) y me preguntaba, ¿realmente me está calentando la comida? Entre tanto seguía sumergido en mis pensamientos, lo curioso es que, sólo en dos situaciones se me ocurren grandiosas ideas, la primera, cuando estoy en la cama y la segunda, cuando estoy cagando; las ideas eran para este blog, claro.

Así que bueno, cuando estaba a punto de dormirme de nuevo, escuché la voz de Mirian, ¡enhorabuena! Mirian me entregó la sopa en las manos y me advirtió -está caliente. Me lo imaginé, pero daba igual, en seguida, sentí en mis manos una gran cantidad de energía térmica, oh Dios...

Coloqué rápidamente la sopa en una esquina de la cama, en un ''pilar''. Y me acosté de nuevo en la cama, porque, yo como en mi cuarto y así debe ser en todas las familias. Me acerqué como si dicha sopa fuera un criminal, o fuera fuego. Y mi mano pecadora, temblorosa agarró el mango de la cuchara y conseguí a dar un sorbo, en seguida lancé un escupitajo ácido en la pared quemándose la estructura de ésta, aquello no era una sopa común y corriente, era maligna, mucho más maligna que el Dr. Evil de Austin Powers.

Me acosté y esperé unos cinco minutos para probar otro sorbo, pero no pude, soy débil. Así que con sumo cuidado agarré la sopa y la llevé al cuarto de estudio, donde se encuentra un escritorio, esa sopa hoy iba a pasar por el inodoro, quisiera o no. Me senté y arrastré la silla hacia el escritorio, a una distancia más o menos que mi pecho casi tocase el extremo de dicho escritorio.

La eché brujerías con mi mirada, le metí mal de ojo, la maldije y la miraba sin pestañear, quizás así de ese modo supiera que iba en serio, agarré de nuevo la cuchara y al parecer, se acobardó, sintió mi virilidad, ya no estaba tan caliente como antes, era débil, ahora ella era el ratón y yo era el gato. Poco a poco, tomaba sorbos, en realidad, era un combate reñido pero ella cada vez acababa en mis tenazas de nuevo, hubo un momento en la que ella me dijo. -snif, no puedo más. Yo como buen caballero, valiente y honorable, seguí bebiéndola con furia, hasta que quedara en nada, después, para rematarla, agarré la cuchara y la clave en el fondo de la taza para marcar territorio, la agarré, y la alcé con mis brazos y grité como como un bárbaro cubierto de sangre, como Kratos le gritó a Ares, yo gané, soy el campeón.

QEPD Sopa del mal. De tus más allegados amigos, porque tú llegaste a lo más profundo de nuestros corazones.